Recientemente, he tenido la oportunidad de disfrutar de una semana en Manhattan, una semana en la que he aprendido que, en lo que a fritos se refiere, ‘querer es poder’. Todo en este mundo es susceptible de pasar por la freidora, desde las galletas Oreo a los pepinillos en vinagre. Sin embargo, este atrevimiento culinario es sólo una muestra de las muchas extravagancias gastronómicas que, reconozco, me dejaron boquiabierta, despertando en mí una curiosidad un tanto ‘perversa’ por descubrir de qué más se puede ser capaz cuando prestas menos que cero atención a tu dieta y no escuchas a tu cuerpo.
Sin embargo, Nueva York es una ciudad de contrastes y no sería justo quedarnos en lo bizarro y obviar que si bien en un extremo están estas rarezas bañadas en aceites no menos extraños, en el otro se encuentran hábitos muy saludables de los que no me importaría tomáramos buena nota. En el medio, la mejor hamburguesa que haya probado nunca. Os diré dónde.
Con todo esto, me he permitido hacer un pequeño ranking de las curiosidades más “healthy” a las más “fatty”, atendiendo al grado de sorpresa que iba experimentando a medida que las iba descubriendo. Por favor, que nadie se ofenda. A quien disfrute del “Potadog”, buen provecho, de corazón. Nueva York es una gran ciudad a la que estoy deseando regresar.
- Agua, agua, agua… siempre agua
Vayas donde vayas, en cuanto tomas asiento, la costumbre neoyorkina es llevarte a la mesa una botella o jarra de agua bien fresca y los vasos correspondientes. Pidas lo que pidas, tanto si vas a comer como solo a tomar algo, no te faltará agua en ningún momento. Me encantaría que importáramos esta costumbre.
2. Corre, corre, corre…
Es cierto que en España cada vez somos más los aficionados al running, pero en Manhattan está claro que nos llevan una holgada ventaja. Basta darse una vuelta por Central Park para comprobar que aquí lo de correr se lo toman muy, pero que muy en serio. De la equipación oficial se encarga Nike, cualquiera diría que lo regala. Mucho “cuerpo Danone” bien conjuntado y cada pelo en su sitio. Olvídate de tu vieja camiseta para ir al parque a sudar, no va con ellos. Eso sí, gadgets los que quieras.
- Zumos súper ‘healthy’ y mega ‘expensive’
Y después de una buena carrera, qué mejor que una bebida muy saludable para rehidratarse y reponer energía. En la Gran Manzana se pueden encontrar numerosos establecimientos donde disfrutar de zumos a base de frutas y verduras ecológicas recién exprimidas, como los de Juice Generation. Te sentirás como nuevo y, además, están deliciosos. Eso sí, prepara entre 8 y 12 dólares por consumición.
- Pastelitos veganos
El nombre de estos pastelillos me lleva a colocarlos en este punto del ranking, más cerca de lo saludable que de lo “fatty”. Sin embargo, tengo mis dudas ya que de los ingredientes sólo sabemos que los hay que llevan espirulina, calabaza, banana, arándanos… pero no se especifica qué más, en especial, el tipo de aceites. Me quedo con un tentempié a base de pan y jamón ibérico. Ah, lo olvidaba… que estamos en Nueva York… eso tendrá que esperar.
- Bagel`s
En el mundo de los bagel’s, como en todo, siempre ha habido clases. Este, recién horneado y relleno de crema de queso ligera, puede ocupar un lugar entre las delicias neoyorkinas saludables. Por si a alguien le interesa, es de Tavern on the Greens, en Central Park.
- Deliciosa hamburguesa
Verme comer una hamburguesa es algo que sucede, como dirían los ingleses, “once in a blue moon”. Ahora bien, la de la imagen es la mejor que he probado nunca y por eso merece un lugar en este ranking. Creo que, en este caso, se puede decir aquello de “una vez al año, no hace daño”. Reconozco que la fotografía no le hace justicia, pero os aseguro que merece la pena. Si estáis por allí, no dejéis de probarla. El local, Burguer Joint, cutre y desvencijado con intención, se encuentra, curiosamente, dentro del hotel Le Parker Meridien, oculto tras unas cortinas granates y sólo se identifica por un pequeño neón en forma de hamburguesa.
- Pepinillos fritos
Habéis leído bien. Yo tampoco podía creerlo hasta que los vi: pepinillos en vinagre rebozados y bien churruscaditos en una freidora. Por supuesto, no me preguntéis si estaban buenos.
- Galletas Oreo fritas
Si nunca habéis visto una galleta Oreo frita, aquí tenéis unas cuantas. Sólo puedo añadir que el aceite era del mismo color que la cobertura de la galleta.
- El “Potadog”
Como veis, esto se ha puesto interesante. Esta mezcla de salchicha rebozada con patatas que aspira a competir con el “hot dog” me recuerda a la “Salchipapa” de Leticia Sabater. No lo puedo evitar. Aquí tenéis dos versiones.
- El helado, frito, “of course”
¿Se puede freír el helado? Pues claro. Como os decía al principio, si algo he aprendido en este viaje es que todo es susceptible de ser rebozado y pasar por la freidora. Aquí tenéis el mejor ejemplo de que esta máxima se cumple: el helado frito.
30 julio, 2016 en 7:51 am
Te lo puedes creer? No conocía lo de los pepinillos fritos, galletas oreo ni el potadogs, pero no me pierdo nada… Lo que sí es muy interesante son los chinos en Chinatown, no he probado comida tan variada, rica y tan bien de precio, eso sí, con referencias. Hay supermercados, como el Whole Foods, que me dejaron con la boca abierta.
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5 agosto, 2016 en 7:30 pm
¡Hola Beatriz! Estoy de acuerdo, Chinatown merece una visita y una buena comida, como dices, con referencias. Muchas gracias por tus comentarios 😉
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