Nuestros hijos crecen rápidamente y, a menudo, pantalones, camisetas, abrigos… se quedan pequeños sin apenas un roce. Ropa usada que está como nueva, que pasa de unos hermanos a otros, que regalamos a los hijos de nuestros amigos y a su vez recibimos de otros con agrado. Pero, ¿qué pasa cuando se trata de zapatos? En estos casos, si queremos evitar que sus pies se deformen, es mejor rechazar ciertas “herencias”.
Empieza la puesta a punto para la vuelta al cole. Otra vez a reorganizar los armarios intentando adivinar a ojo si esto aún les está bien o aquello ya les va pequeño. Un inventario que va de pies a cabeza y en el que puede que haya que incluir algunas prendas heredadas. En este sentido, desde el Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV) advierten de la importancia de escoger un calzado adecuado a la edad del niño y, salvo en determinados casos, recomiendan no reutilizarlo, pues podría causar deformidades en sus pies.
Tus zapatos, el molde de tus pies
Con el uso, los zapatos van adquiriendo la forma de nuestro pie y se adaptan al modo en que caminamos, incluidos nuestros vicios al pisar (hacia dentro, hacia afuera…). Por eso, si otra persona los utiliza, no es de extrañar que estos puedan producirle molestias, rozaduras e incluso alteraciones en su marcha habitual al andar.
Entre los 3 y los 8 años, los pies de los niños están en pleno desarrollo y son más vulnerables que los de un adulto, por ello, conviene que sean ellos quienes estrenen y den forma a sus propios zapatos. Así lo explica Alfredo Martínez, presidente del Colegio de Podólogos valenciano: “Aunque parezca que unos zapatos están nuevos, si han sido utilizados con frecuencia, se habrán adaptado a los pies de ese niño”. Por eso, añade, cuando pasan a otro niño, este corre el riesgo de sufrir alteraciones en el desarrollo normal del pie ya que es posible que camine incómodo, tenga dolor e incluso le produzcan heridas, con lo que cambiará su forma de apoyo para aliviar las molestias y esto derivará en deformaciones.
Cuándo reutilizar
Desde el Colegio de Podólogos valenciano aconsejan reutilizar los zapatos sólo en los siguientes casos:
–Si se han utilizado en muy pocas ocasiones, por ejemplo, los zapatos que se emplean en ceremonias y que apenas se han puesto en tres o cuatro ocasiones.
–Si no están deformados.
–Si no tienen pliegues en el empeine.
–Si los refuerzos en la puntera y en el talón están intactos.
–Si el tacón y la suela no están desgastados por el uso.
Cuidado, ¡hongos!
Y aún así, siempre que se reutilice un calzado, es conveniente:
–Plantillas: unas nuevas, por favor.
–Sin humedad: asegurarse de que los zapatos estén bien secos.
–Desinfectar con un antifúngico para evitar cualquier posible contagio por hongos.
¿Estrenar o heredar? Ya tienes las claves para tomar la decisión si alguien te regala unos zapatos usados para tus hijos o si en casa los pequeños heredan lo de los mayores.