A menudo, hablamos de qué alimentos nos ayudan a bajar de peso, de cuáles “atacan” la celulitis o de aquellos que tienen un efecto antiaging. Nos preocupamos mucho de nuestro aspecto, pero ¿y de nuestra salud? Hoy os presento los alimentos que han demostrado tener un efecto protector sobre nuestro cerebro, ¿los conoces?
Lo bueno de preocuparnos por nuestro aspecto es que, en general, los alimentos que nos ayudan a lucir tipo y buena cara coinciden con los que nos benefician en términos de salud. La elevada y creciente incidencia de problemas cardiovasculares hace que cada vez se hable más de alimentos cardiosaludables y estos, en suma, vienen a ser los de nuestra dieta mediterránea. Pues bien, lo mismo sucede con los que cuidan de nuestro cerebro, y así lo señala el doctor Carlos Tejero, de la Sociedad Española de Neurología (SEN): “la dieta mediterránea es la que mejor le sienta a nuestro cerebro”. Dentro de ella, hay algunos alimentos que han demostrado ser especialmente beneficiosos.
Aliados de tu cerebro
Se ha visto que las dietas ricas en ácidos grasos poliinsaturados, como el omega 3 y el omega 6, presentes en el pescado azul, en ciertos vegetales, en la soja y en las nueces han demostrado su utilidad en el manejo de enfermedades neurológicas como la esclerosis múltiple o la enfermedad de Alzheimer y, en general, protegen nuestro cerebro. Según el doctor David Ezpeleta, también de la SEN: “existen muchos estudios en los que los beneficios de estos alimentos se explicarían por su acción en las membranas celulares, por su efecto antiinflamatorio y por su capacidad para reducir el colesterol malo y aumentar el bueno”.
Estudios recientes apuntan que determinados alimentos ricos en sustancias antioxidantes y antiinflamatorias pueden reducir el deterioro cognitivo asociado a la edad y el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas, entre ellos, destacan:
–Las nueces.
–Los frutos rojos.
–El vino.
–El curry.
–El azafrán.
Otros alimentos indispensables para el buen funcionamiento de nuestro cerebro son:
–Cereales y legumbres.
–Aceite de oliva.
–Frutas y verduras.
–Lácteos.
Más allá de los alimentos
Además de lo que comemos, nuestro cerebro se beneficia también de la práctica de ejercicio físico regular y de las relaciones sociales. Eso sí, estas últimas mejor en torno a una cerveza sin alcohol y unas sardinitas en aceite que a un vermut con patatas fritas.
Otro aspecto importante que debemos cuidar, sobre todo en verano, es el de la hidratación, tanto a través de las bebidas (agua, zumos naturales…) como de los alimentos (sandía, melón, gazpacho…). No se incluye, por si a alguien le surgen dudas, el alcohol.
Una deshidratación superior al 2% de nuestro peso corporal afecta a nuestra concentración, rendimiento físico y memoria a corto plazo. En personas de edad avanzada y sobre todo en aquellas que pueden tener afectados los mecanismos de control de la sed (demencias y otras enfermedades degenerativas) es especialmente importante asegurarse de que están bien hidratadas.
Ser comedido
Y por último, la frugalidad. Ser comedido en la mesa e incluso quedarse corto en las cantidades también se ha asociado con beneficios para nuestro cerebro. Algunos estudios han relacionado una reducción del 20% sobre el aporte calórico recomendado con un menor riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer o la de Parkinson. Otros trabajos apuntan que mantenerse en un peso estable a lo largo de la vida ayuda a conservar la salud y la productividad con el paso del tiempo.