Acaba de publicarse el primer estudio epidemiológico español en el que se pone de manifiesto la relación entre nuestros hábitos en la mesa y el cáncer de mama. El trabajo concluye que la dieta Mediterránea reduce en un 30% el riesgo de padecer un tumor de este tipo; por el contrario, hábitos occidentales, más cercanos a dietas propias de países como los EE.UU., lo incrementan. Eso sí, advierten los autores, por sana que sea nuestra dieta, el efecto protector desaparece ante un elevado consumo de alcohol.
No es la primera vez que un trabajo científico vincula dieta y cáncer, sin embargo, este, publicado recientemente en el British Journal of Cancer, es el primero realizado en nuestro país en el que se relacionan los hábitos dietéticos de las mujeres españolas y el cáncer más frecuente entre las de todo el mundo, el de mama, del que cada año se diagnostican 26.000 nuevos casos en España.
El estudio EpiGEICAM ha sido coordinado por la doctora Marina Pollán, investigadora del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, financiado por la Asociación Española contra el Cáncer (aecc) y desarrollado dentro del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (GEICAM).
Según la doctora Pollán, se trata de uno de los mayores estudios epidemiológicos en cáncer de mama realizados en España, ya que en él han participado más de 2000 mujeres –la mitad de ellas diagnosticadas de cáncer de mama y la otra mitad mujeres sanas– con una edad media en torno a los 50 años. El reclutamiento se llevó a cabo en los Servicios de Oncología de 23 centros hospitalarios españoles de distintas regiones. De esta forma, el estudio ha tenido en cuenta la heterogeneidad de la dieta en nuestro país, ya que esta difiere según el lugar donde se viva: no se come igual en Galicia que en Andalucía, por ejemplo.
Patrones dietéticos
El trabajo se basa en estudiar patrones de dieta y su influencia en el cáncer de mama y no en determinar el efecto que un alimento concreto pudiera tener sobre este tipo de tumor. Así, establecieron tres patrones:
-Occidental: alto consumo de productos grasos, carne procesada, dulces, bebidas calóricas y bajo consumo de cereales.
–Prudente: productos bajos en grasas, frutas, vegetales y zumos.
–Mediterráneo: pescado, vegetales, legumbres, patatas cocidas, frutas, aceite y bajo consumo de zumos y bebidas calóricas.
Todas las mujeres incluidas en el estudio tuvieron que responder a un cuestionario en el que se incluían preguntas acerca de sus hábitos alimenticios durante los últimos cinco años. Esto, explica la doctora Pollán, es importante puesto que las mujeres que habían sido diagnosticadas recientemente de cáncer de mama es muy probable que hubieran modificado su dieta tras conocer el diagnóstico.
Resultados
La principal conclusión de este trabajo es que la dieta mediterránea puede reducir el riesgo de desarrollar cáncer de mama hasta en un 30%. Por el contrario, patrones más occidentales, cercanos a la dieta que se sigue en los EE.UU., incrementan el riesgo de padecerlo, sobre todo en mujeres premenopáusicas. La dieta denominada “prudente”, a pesar de ser la que menos grasa tiene, no ha podido relacionarse ni con un efecto beneficioso ni con un efecto negativo.
Además, la dieta mediterránea ha mostrado un efecto especialmente protector frente a los tumores triple negativos, para los que, por el momento, no existe un tratamiento quimiopreventivo y son generalmente más agresivos. Es la primera vez, apunta la investigadora, que se establece esta relación.
Dieta saludable
La investigadora, que cuestiona que el consumo de un alimento concreto pueda ser suficiente para protegernos frente a la enfermedad, aboga por una dieta variada rica en frutas y verduras, aceite de oliva, pescado y legumbres para reducir el riesgo de cáncer de mama y, de paso, de otras enfermedades como las cardiovasculares o la diabetes. Eso sí, para que la dieta sea sana, deberá también limitarse el consumo de alcohol, productos grasos, carne, embutidos, dulces y bebidas azucaradas.
El alcohol, imbatible
Es conocido que el consumo de alcohol eleva el riesgo de padecer un cáncer, también el de mama. Preguntada por si una dieta saludable contrarrestaría de alguna forma ese efecto negativo, la doctora Pollán lo tiene claro, el consumo de alcohol no sólo no se ve contrarrestado sino que anula el efecto protector que pudiera derivar de la dieta.